martes, 5 de abril de 2011

Barack Obama: bombas y fútbol


Mientras Obama jugaba fútbol con chicos de una favela en Brasil y se cumplían ocho años de la invasión a Irak, Estados Unidos y sus aliados bombardeaban Libia.

Por La pelota no dobla

Parece ser que la carta de presentación protocolar en América Latina es el tacto de una pelota de fútbol. Más allá de los regalos de camisetas entre presidentes o de que Bono (U2) se presente en La Plata (Argentina) como “Apache Carlitos”, el propio Barack Obama llegó a Brasil y se presenta fotografiado jugando a la pelota con chicos de la favela Cidade de Deus (visitando el Cristo en el Corcovado o recorriendo las calles de Copacabana).

La gira que Obama acaba de realizar por América Latina (Brasil, Chile y El Salvador) marca que las relaciones económicas entre Estados Unidos y la región siguen en agenda pero…

Estados Unidos continúa siendo el principal socio comercial y mayor inversionista individual de América Latina y el Caribe, representando 34,7% de los flujos acumulados de la inversión extranjera directa recibida entre 1999 y 2009. Pero la participación de EE.UU. en el comercio exterior regional se ha reducido en la última década conforme aumenta el peso de China y otras economías (emergentes).

En materia de exportaciones, su participación descendió de 59,7% en 2000 a 40,1% en 2009, y en importaciones de 49,3% a 31,2% en el mismo período.

En todo el mundo hay un renovado interés en fortalecer los vínculos comerciales con América Latina y el Caribe. Sin embargo, en los últimos años Estados Unidos ha evidenciado carecer de una visión estratégica hacia la región en esta área.

El inmediato cambio producido por la visita de Obama a Brasil fue el apoyo de Dilma Rousseff a la creación de una relatoría sobre derechos humanos en Irán (Lula se había abstenido al respecto) a cambio del apoyo de EE.UU. para que Brasil sea miembro permanente del Consejo de Seguridad de la ONU.

Además de la venta de aviones F-18, analizar las exportaciones de EE.UU. a Brasil (más de US$ 50 mil millones en 2010), con un superávit de casi 8 mil millones gracias a una moneda brasileña muy valorizada que abarata los productos importados por Brasil y encarece sus exportaciones, Obama se interesa por el petróleo brasileño y por la participación de empresas norteamericanas en las obras de infraestructura para los Juegos Olímpicos (unos US$ 200 mil millones).

Recomponer la imagen estadounidense después de la invasión a Irak fue un inverosímil argumento dado por ministros norteamericanos. Las imágenes de los ataques en Libia, iniciados precisamente cuando Obama jugaba al fútbol con los chicos de la favela y se cumplían exactamente 8 años de Irak tampoco cayó bien. Brasil, junto con Rusia, China, India y Alemania, se abstuvo de votar la resolución del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas que autorizó la imposición de una zona de exclusión aérea en Libia, lo que sirvió de pretexto para los bombardeos de las fuerzas de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y de los Estados Unidos contra las fuerzas de Khadafi.

“En TV portuguesa, Dilma lamenta el ataque a Libia”, tituló “O Globo” cuando Obama se fue de Brasil. El bueno de Obama tenía previsto dar su principal discurso en Brasil en la centrica plaza de Cinelandia, lugar de manifestaciones de protesta durante la dictadura militar. Pero, mientras se preparaba el escenario (implicaba el corte del tránsito en el corazón de la ciudad), los rumores de manifestaciones contras (que finalmente se produjeron) se intensificaban. Por eso se cambió el escenario y de la plaza se pasó al Teatro Municipal, con un público invitado.

Habrá que avisarle a Obama que con patear la pelotita no alcanza.

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